El 75% de las
consultas médicas tienen un origen relacionado con el estrés crónico.
Sabemos que el estrés es el origen de muchas
enfermedades, desde un simple resfriado hasta el cáncer, así que se trata de un
tema suficientemente importante como para prestarle una especial atención.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que no hay
situaciones estresantes en sí mismas. El estrés es la respuesta que tiene
nuestro organismo ante una amenaza o agresión, una respuesta que depende de
cada uno, de cómo la vive. El estrés se inicia en nuestra mente y el cerebro
inicia una respuesta con una serie de cambios que afectan a todo el organismo.
Básicamente hay una activación del sistema nervioso vegetativo (simpático o
parasimpático), con movilización de catecolaminas, y del sistema hormonal con
movilización de cortisol.
El estrés está en nuestra mente. No hay situaciones
estresantes en sí mismas, sino que depende de cómo la vive cada persona.
La respuesta del estrés activa todo nuestro
organismo y lo prepara para huir o defenderse ante la agresión. Esta respuesta
que se encuentra impresa en nuestros genes era muy efectiva la era paleolítica,
pero en nuestros días, en nuestro entorno, no es necesaria y acaba siendo
dañina para nosotros mismos. El problema se encuentra en que la respuesta al
estrés no se produce únicamente con la presencia del estímulo agresor, sino que
se produce al recordar algo que en el pasado fue estresante o con el simple
hecho de levantarnos al mañana y pensar en todo lo malo que nos puede pasar a
lo largo del día, lo que conocemos como actitud negativa. El estrés se
encuentra en nuestra mente y puede permanecer activo casi de forma permanente,
haciendo daño a nuestro organismo.
El estrés produce cambios metabólicos a nivel de la
glucosa y el colesterol, altera el sistema inmunológico, lo hace más vulnerable
a las infecciones y activa mecanismos de autoagresión como las enfermedades
reumáticas.
Por otra parte afecta el ADN cielo • celular, acorta
los telómeros (acelera el envejecimiento tisular) e incrementa el ritmo de
mutaciones y todas las enfermedades derivadas de este hecho, como el cáncer y
las metástasis tumorales. También actúa negativamente sobre el cerebro y las
neuronas, ocasionando trastornos cognitivos, pérdida de memoria y la presencia
de enfermedades como el Alzheimer.
Signos y
síntomas DEL ESTRÉS CRÓNICO
Migraña, úlceras, hipertensión, taquicardia,
diabetes, asma, híper-lipemia, obesidad, impotencia, infertilidad, enfermedades
autoinmunes, enfermedades de la piel, retraso en el crecimiento de los tumores.
Sabemos que el mediador más importante del estrés,
el factor responsable del mal sobre el organismo, son los radicales libres que
aparecen en presencia del estrés crónico y también sabemos que los ojos, el
aparato visual, es uno de los órganos más sensibles a la acción de los
radicales libres.
Los radicales libres son el producto final de la
acción del oxígeno sobre diferentes moléculas del organismo, atacando a los
tejidos e induciendo cambios que llevan a su deterioro y destrucción. En los
ojos contribuyen al origen de múltiples alteraciones, destacando la fatiga
visual, el ojo seco, el glaucoma, las cataratas y las maculopatías relacionadas
con la edad, una de las causas de ceguera irreversible más importante de
nuestros días.
EFECTO DE LOS
RADICALES LIBRES EN LOS OJOS
- Fatiga visual
- Ojo seco
- Cataratas
- Glaucoma
- Degeneraciones retinianas
- Maculopatía
Los efectos negativos del estrés y los radicales
libres se pueden agravar si se asocian con la falta de ejercicio y con una
dieta incorrecta, así sucede en la mayoría de los casos. Como norma general
debemos saber que los radicales libres se pueden neutralizar con antioxidantes,
que se generan con ejercicio físico y con una dieta adecuada.
Estrés crónico se agrava en asociarse con una dieta
incorrecta y con la falta de ejercicio.
Las dietas ricas en omega 6 (carnes rojas y bollería
industrial) y bajas en omega 3 (pescado azul y aceite de oliva, entre otros),
así como alimentos dulces e hidratos de carbono de alto índice glucémico
(harinas blancas), producen una gran cantidad de radicales libres. Para evitar
esta situación es necesario eliminar estos alimentos y potenciar aquellos que
son ricos en omega 3 y aquellos que aportan antioxidantes, como son la vitamina
C y la vitamina E.
El ejercicio físico es un tema clave. Hay que hacer
ejercicio pero de manera moderada y continua, de 45 a 60 minutos diarios,
ajustando la intensidad según la edad y el grado de preparación de cada uno. De
esta manera se genera una gran cantidad de antioxidantes. Por el contrario,
cuando se realiza ejercicio físico de forma muy intensa, se genera una gran
cantidad de radicales libres, que pueden llegar a ser muy nocivos para el
organismo, así que hay que tengan cuidado los "súper-deportistas" de
fin de semana.
Actualmente sabemos que muchos de los casos de
muerte súbita durante la práctica de deporte, son causa de un ictus o un
infarto por acción de la alta concentración de radicales libres generados en
este momento y que han roto una placa de ateroma induciendo la coagulación de
la sangre en este punto, provocando una trombosis.
Los radicales libres son los principales mediadores
de los daños originados por el estrés y los antioxidantes son los encargados de
neutralizarlos.
Como hemos dicho anteriormente, reconocer que
padecemos estrés es difícil, más difícil aún es buscar soluciones para poder
controlarlo, nos falta tiempo y como dicen la mayoría de los estresados, esto todavía les produce más estrés. Para los más escépticos,
disponemos de una serie de test para detectar bio-marcadores que nos informan
del nivel de oxidación de nuestro organismo, los valores de Omega 3 y de la
curva de cortisol durante el día. Estos valores permiten objetivar tanto el
grado de estrés como su evolución y la posible mejora que se obtiene con las
medidas que hayamos llevado a cabo para reducir el estrés.
La regla de oro para enfrentarnos al estrés (unida a
las recomendaciones generales de llevar una dieta sana, hacer ejercicio físico
y practicar técnicas de relajación), es consultar al médico o a un experto en
estos temas, para que verifique la su presencia y nos aconseje en cada caso
particular.
En próximas publicaciones hablaremos específicamente
de estrés crónico y la dieta en las enfermedades de los ojos.
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