- Estos cambios que
se producen con la edad, tanto en la percepción de los colores como de la
sensibilidad al contraste, al sufrir una disminución luminosa selectiva,
redunda secundariamente en su beneficio.
- Estadísticamente
hay una menor incidencia de degeneración macular asociada a la edad (D.M.A.E.),
en personas con cataratas seniles, que en operados de estas.
- La exposición a la
radiación luminosa, (luz ultravioleta, entre 430 y 450 nm), puede ser el
detonante, de la degeneración macular senil.
- Las personas que
presentan pinguécula e iris claros, muestran mayor frecuencia de
degeneración macular que los que tienen el iris oscuro.
- El recién operado
de catarata, indica cuanta luz y que vivos percibe los colores, esto es
por la recuperación de los altos niveles de radiación que vuelve a percibir.
Esta alegría inicial, puede resultar dañina, el ojo acostumbrado
últimamente a la disminución progresiva de la luz y actuando la catarata
como un filtro natural protector, se ve saturado por la luz y los colores
intensos, con la extracción de la misma.
- Con la cirugía se
incrementa en extremo y de golpe, la cuantía lumínica que recibe esa
retina dormida, debiendo transcurrir un tiempo hasta que se acostumbra al
nuevo estado luminoso, luego los primeros meses son fundamentales.
- La protección
inicial, a la gran intensidad de luz recibida, sobre todo la luz azul
(visible), se torna fundamental en una mayor prevención, para evitar el
estrés oxidativo y el riesgo a desarrollar una D.M.A.E.
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